martes, 21 de junio de 2011

ÓYEME COMANDANTE

Óyeme comandante, hasta el día 4 de Junio tú solamente eras el candidato a presidente del Perú, nuestra amada Patria expoliada por aquellos que hasta ese día hablaban pestes de ti. Hubo entonces algunos comedidos peruanos que en la hora nona, salieron a saludarte y a ofrecerte su apoyo porque políticamente hubiera sido suicida para ellos apoyar a “la hija del ladrón y asesino preso en la DIROES”.


El 5 de Junio a la hora del flash electoral, quienes desde nuestro lugar de chamba, cualquiera que esta era, en cualquier lugar del Perú, respiramos profundamente y lanzamos un grito: yo dije ..LA HICIMOOOOOOOOOOOOOOSS, y abracé a mis hijos y mi madre que compartieron ese esperanzador momento conmigo. Mi esposa y mis otros dos vástagos estaban a algunos kilómetros de distancia, pero igual pensé en ellos y celebré el triunfo del Perú.

Luego, ahí nomás, empezó el trabajo de los expoliadores que habían sido derrotados y cómo no, quisieron que nombraras ya al primer ministro y al presidente del BCR y al ministro de economía, dizque para tranquilizar a los “agentes económicos” que amenazaban con una fuga masiva, pero bien tú comandante, amagaste, tranquilizaste y les recordaste que quien había sido electo presidente eras tú, y que te debías a esa gran mayoría de peruanos excluidos y que representabas y representabas no al 51.50 % de los que sufragaron por tu apuesta sino a una mayoría más grande que marcó el símbolo de la ignominia y la indecencia por desinformación, por miedo, por las ofertas incumplibles, y claro porque los grandes medios de información desataron una campaña millonaria de insultos, de agravios y de estupidización, para impedir que los peruanos decentes decidieran dignamente y de ninguna manera porque no compartieran lo que tu representas tú representas, el ideal de vivir en un Perú donde la corrupción esté proscrita y donde los "faenones" se castiguen con el presidio efectivo y la plata no "llegue sola" sino con trabajo efectivo y solidario..

Óyeme Comandante, ahora que eres presidente, no te vayas a volver modosito y te alejes del pueblo. Óyeme Comandante, de ninguna manera te dejes aislar por aquella “gente de confianza” que en adelante manejará tu agenda y que a ti te dirá que yo no llegué a la cita y que a mi me dirán que tú cambiaste de parecer y me recibirás el próximo domingo o que por “asuntos urgentes de estado” cambiaste la fecha de nuestra cita. Óyeme comandante, se que lo sabes, pero a veces el detentar el poder nos obnubila. No dejes que le impongan barreras al pueblo que has jurado servir y que te ha elegido, para que se comunique contigo. Tú sabes que tu propuesta es posible solamente si recuerdas y pones en práctica, sé que lo harás, que un revolucionario, un radical como te reconoces, trabaja para ello las 24 horas del día y si hace falta trabaja las horas extras que hagan falta.
Óyeme comandante para hacer realidad ese sueño que tuviste para nuestra Patria tanto tú como yo sabemos que tendrás que dejar tu vida y tu piel hecha jirones durante estos cinco años de la oportunidad que te ha sido dada para hacerla más grande. No dejes que los “lame botas”, que estarán a tu orden del día, te señalen la agenda. La agenda te la ha señalado el pueblo pobre pero digno del Perú que está dispuesto a trabajar contigo, que  quiere, como yo, que podamos ofrecerle una mejor forma de vivir a nuestros hijos y a los que vendrán  después. Óyeme Comandante.