Se consigna este artículo por considerarlo de obligada lectura para los peruanos que amamos nuestra Patria.Por favor lea y difunda.
Por Claudia Cisneros en Diario La República
Domingo,
19 de octubre de 2014
“La economía es el método, el objetivo es
cambiar el alma”. Recordando esta infame frase de Margaret Thatcher, los
sociólogos franceses Christian Laval y Pierre Dardot muestran hasta qué punto
fue premonitoria de lo que hoy es una realidad: “el neoliberalismo es mucho más
que un tipo de capitalismo. Es una forma de sociedad e, incluso, una forma de
existencia. Lo que pone en juego es nuestra manera de vivir, las relaciones con
los otros y la manera en que nos representamos a nosotros mismos. No solo
tenemos que vérnoslas con una doctrina ideológica y con una política económica,
sino también con un verdadero proyecto de sociedad (en construcción) y una
cierta fabricación del ser humano”.
En
su libro-ensayo La nueva razón del mundo sustentan cómo la llamada “lógica del
mercado” ha desbordado el ámbito meramente económico y ha llegado a penetrar al
ámbito privado (y moral, añado) del individuo. Tan perversa como eso es también
la constatación de esa expansión a las estructuras de poder del Estado. Así, el
Estado convertido en palanca política del neoliberalismo lo ha transformado de
doctrina económica a cuerpo de normas y prácticas con respaldo político,
institucional y jurídico.
Por la entrevista a sus autores (http://goo.gl/VmyZGu) y la sumilla editorial (http://goo.gl/DjIikg) queda claro que sus ideas son fácilmente
constatables en la realidad actual, incluyendo la del Perú de Humala, la de
García y hasta la de Toledo.
La
perversa lógica del mercado, del capitalismo desenfrenado, del individualismo
desembozado, del mercantilismo como valor han calado socialmente como axioma
que ni se cuestiona ni se problematiza. El Estado, por su parte, es el mejor
representante de las corporaciones, de los dueños del capital que es inoculado
en el poder político para, a través de él, seguir expandiendo su capital
privado y su poder en desmedro, casi siempre, del bien común y afectando los
derechos de otros.
Ejemplos
de cómo el Estado se deja poseer por el corporativismo son los lobbies
desenmascarados del ex premier Cornejo y del ministro Mayorga; la ley de AFPS,
la obstrucción a la Ley de Alimentación Saludable y un largo etc. El cáncer
está instalado, y un gobierno débil ante el corporativismo como el de
Humala-Heredia (o avispado como el de García) solo podrá actuar acorde a los
intereses de quienes mueven los capitales y desatan sus temores ayudados de
periodistas lobistas corporativistas y otros buitres del sistema
político.
Eso fue lo que sucedió con el nefasto paquetazo
ambiental (Ley 30230) cuyas consecuencias ambientales y sociales, mucho ojo,
aún están por desatarse: “El gobierno culpa del declive (de pocos meses) del
crecimiento económico a las reglas ambientales y trámites. Esta versión fue
promovida por un grupo vinculado a las industrias extractivas que publicaron
muchos artículos en periódicos y que le ganaron el oído al presidente”. Fue el
poderoso lobby extractivista el que se sobrepuso al interés nacional, como bien
lo explica a National Geographic (http://goo.gl/ef8zvJ)
el reconocido ambientalista Ernesto Ráez, quien renunció al MINAM (http://goo.gl/WEW8of) tras el paquetazo.
¿De
qué magistral manera la industria extractiva usó de palanca legal al Ejecutivo?
Quitándole a la entidad fiscalizadora, OEFA la administración de la plata que
recaudaba por fiscalización para no seguir fiscalizando (Art. 12). Quitándole
por 3 años su función sancionadora, ordenando medidas correctivas sin multa y
de no corregir rebajándoselas 65%. En la lógica empresarial saldrá más barato
incumplir la ley.
Quizás
el más descarado es el Art. 20 que hace explícito el uso del lobby en las altas
esferas. Permite modificar la Ley de Áreas Naturales Protegidas “(…) Por
Decreto Supremo con el voto aprobatorio del Consejo de Ministros…”. Tal cual
ese artículo es el as bajo la manga del empresariado en colusión con el poder
político. La creación de Zonas Reservadas ya no por criterios técnicos y
procesos participativos sino por criterio “político” (léase lobby) en el
Consejo de Ministros.
Así
estamos, esto no ha terminado, recién está empezando y como bien apuntan Laval
y Dardot es necesario conocer bien a qué nos estamos enfrentando para organizar
la lucha por el bien común antes que solo el privado, por país antes que solo
empresariado. El gobierno y los políticos no están de nuestro lado.
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