Vamos a suponer que Ud. o yo
somos hermanos, hijos, condiscípulos o compatriotas (de verdad, no esa infame
denominación que Oh-llanta Uh-mala pervirtió) de un hermano, hijo, hija, condiscípulo
y somos en verdad compatriotas en el sentido más noble de lo que esa acepción
significa, de uno de los miles de asesinados por las fuerzas represivas
ilegales que tuvieron vigencia durante el gobierno de Fujimori (el grupo “colina”
por ejemplo) o de una de las 300 mil mujeres esterilizadas contra su voluntad,
que vieron apagarse la esperanza de generar vida como una de las funciones más
sublimes que les han sido encargadas por el Divino Hacedor, o en fin, de la
madre humillada y hasta torturada por quien se reclamaba su compañero de vida.
¿Qué sentimiento nos invadiría el
saber que alrededor de 30 de cada 100 peruanos, no le importa en absoluto lo
que pasó con la vida de nuestro hermano, hermana, hijo, condiscípulo,
compatriota?. Creo yo, una inmensa frustración, desde la concepción de los más nobles
sentimientos que puede encerrar el concepto de Patria, de humanidad, de
decencia, de ética, de amor al prójimo como esencia de una fe que inclusive
proclamamos profesar. Así mismo, de una dolorosa impotencia, que necesitaríamos
expresar de algún modo.
Quienes no formamos parte de ese
lamentable y doloroso 30 por ciento, vamos a expresar esos sentimientos de
frustración y de dolorosa impotencia ante la comprobación del inmenso daño que
el fujimontesinismo y la cómoda desidia de quienes le siguieron en el gobierno,
han hecho y con una inacción cómplice han promovido en un sector inmenso de nuestro
país.
Por eso, porque es un mandato
imperativo de nuestra conciencia, que se niega a convalidar que la persona que
representa lo más horrendo del gobierno corrupto y asesino que lideró su
progenitor (padre es otra cosa), sea erigida por los manipuladores de la mafia mediática
como quien representa la primera opción que hemos elegido como país; por ello,
este 5 de abril, vamos a marchar en las calles para hacerle saber que las
encuestadoras con sus “muestras estadísticas” pueden darle el respiro que su
alma ahogada en los vericuetos de la complicidad que arrastrará hasta la tumba,
necesita, pero con esa multitudinaria manifestación le haremos saber que los peruanos
no vamos a permitirle el falso sosiego, - ni ahora, ni nunca -, que le acercan
los datum los ipsos, los gfkas, y los medios de comunicación concentrados y la telebasura.
Porque quienes afortunadamente conservamos un mínimo de amor por el otro,
entendemos y somos capaces de asumir el rechazo rotundo a que nuestra Patria
sea representada por reptiles que se presentan como inofensivas criaturas
cuando en realidad son las más letales y venenosas sierpes.
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