Hace algunas semanas el
lamentable congresista Becerril en declaraciones a la prensa nacional deslizó, refiriéndose
a Kenji Fujimori, que su comportamiento errático e inverosímil se explicaba por
la gran influencia que Vladimiro Montesinos, el “tío Vladi”, había ejercido
sobre él por su gran cercanía. En forma inusual y muy rápida, el aludido a
través de su abogada colocó en su twitter una lacónica afirmación: “Con quien
más me relacione fue con Keiko”, dejando entrever que más bien había que buscar
en el comportamiento de la lideresa de FP, rasgos de su no tan deseable
influencia.
Pues bien, no hemos tenido que
esforzarnos en buscar rasgos de dicho comportamiento. Más bien, como si la
invocación hubiera surtido un irrefrenable efecto en la otrora pupila, ella
misma a través de sus operadores (Mamani, Salaverry/Azcurra y otros, dixit),
nos entregó la prueba irrefutable de lo afirmado por el preso de la base naval
y asesor de la época más sórdida de nuestra república. Y ha sido tan
contundente, por bien planificada siguiendo la “doctrina Vladi” que en menos de
48 horas, se trajo abajo al presidente de la república y de paso a su “hermanito”
que amenazaba con destruir su candidatura al 2021.
Esto sería anecdótico, sino fuera
porque, de por medio, está la institucionalidad democrática del país que, dicho
sea de paso, es esperanza más que garantía de que se resuelvan los problemas
que amenazan la supervivencia de un sector importante de la población, marginado
siempre de los beneficios, pero siempre utilizado para alcanzar el poder del que
se ha hecho siempre un uso perverso.
Creo que los ejes orientadores
que el presidente Vizcarra ha planteado son los que se requiere trabajar con
prioridad, pero por ahora queda la incógnita de quienes serán los funcionarios
de primer nivel que lideren cada uno en su sector esta nueva apuesta del
presidente y de la ciudadanía. No vaya a ser que una inadecuada elección de
ministros y vice ministros, traiga abajo las buenas intenciones del presidente
y agote la última esperanza y paciencia, poquísima ya, que le queda a la
ciudadanía.
Es necesario si, resaltar la
celeridad con la que el Ministerio público ha tomado las medidas del caso para
evitar que el expresidente se fugue del país, quizá recordando una fuga que se
la achaca luego del golpe de estado contra Belaúnde, así como el allanamiento
de casas de su propiedad para ubicar indicios o pruebas de los delitos que se
le imputa. Acciones como esta permiten que la población “de a pie” pueda ver
señales positivas y aliente la esperanzas de que si es posible que la justicia se
igual para todos y no como la describió el maestro Manuel Gonzales Prada al
decir que “la justicia es ciega, pero en el Perú tiene los ojos bien abiertos
para mirar de qué lado brillan los soles”.
Hay pues, razones de esperanza y
la clave es que todos, como lo dijo el Presidente Martín Vizcarra, todos nos
pongamos a hacer nuestra tarea de la mejor manera, donde estemos, pues nuestro
esfuerzo, por pequeño que sea, sumado a los millones logrará que este Perú que
amamos no vuelva a caer en manos de los delincuentes de cuello y corbata. Hasta
la victoria, con el pueblo honesto, organizado, educado, INFORMADO y dispuesto a luchar para recuperar y
sostener la dignidad de la Patria, hoy y siempre.
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