Por alguna extraña razón este artículo que debió ser publicado en Diciembre de 2010, no se editó; en todo caso debido a la vigencia de sus demanda lo consigno en esta fecha considerando que para la sierra de la Región Piura la historia parece escribirse con una lentitud exasperante.
El siglo pasado (11/04/90) en la página editorial de este mismo diario (El Tiempo, Región Piura), publiqué un artículo que intitulé “Reivindicación Urgente Necesita la Sierra” ( www.patinhoediciones.galeon.com/enlaces2084135.html ), a pocos días ya de que los nuevos gobernantes regionales inicien sus actividades gubernativas he considerado necesario volver a insistir con las propuestas que en aquella antiquísima ocasión planteara como un ciudadano que podía preciarse de conocer de cerca la aguda problemática de la sierra regional. Con el paso del tiempo algunos problemas se han resuelto a medias o nada y hay inclusive soluciones que han “resuelto” en forma tan engañosa los problemas que estos siguen intactos allí y lo que es peor, consumiendo presupuesto regional y/o nacional.
Permítaseme entonces reeditar algunos de los enunciados que en aquella ocasión logré hacer de público conocimiento a través de este prestigioso diario. Allí sostenía que “La sierra, en el ámbito regional ha sido largamente postergada en el logro de los beneficios del desarrollo y la modernización, y en términos referidos a los espacios serranos regionales la situación hasta ahora no ha cambiado en lo esencial. La sierra de nuestra Región Grau representada por las provincias de Ayabaca, Huancabamba y Morropón, desde tiempos inmemoriales y más recientes, que aún recuerdan nuestros padres y abuelos, proveyó a la costa de una serie de productos alimenticios de origen agrícola y pecuario, asegurando así el sustento de la población. Fue la sierra entonces la despensa obligada de los áridos desiertos costeños en épocas cuando aún no existían las grandes irrigaciones que hoy permiten la realización de una actividad agropecuaria intensa.
Sin embargo nos preguntamos: ¿que ha recibido la sierra como contraparte a los ingentes beneficios que produjo y produce?, y decimos produce porque las cuencas hidrográficas que suministran el líquido elemento que hace posible la producción a gran escala de una serie de productos agrícola y pecuarios, tanto de consumo interno como de exportación, están ubicadas en los ámbitos geográficos serranos, la respuesta a la pregunta planteada es necesariamente desalentadora; sino echemos un vistazo
Sin embargo nos preguntamos: ¿que ha recibido la sierra como contraparte a los ingentes beneficios que produjo y produce?, y decimos produce porque las cuencas hidrográficas que suministran el líquido elemento que hace posible la producción a gran escala de una serie de productos agrícola y pecuarios, tanto de consumo interno como de exportación, están ubicadas en los ámbitos geográficos serranos, la respuesta a la pregunta planteada es necesariamente desalentadora; sino echemos un vistazo
La situación es muy grave, pues existe actualmente una gran crisis económica, cuyas consecuencias sociales saltan a la vista, reflejándose en un alto grado de analfabetismo, desnutrición, migración, etc., ; en suma, pérdida de los niveles mínimos de vida de la mayoría de la población que vive en la sierra y además, como consecuencia adicional e igualmente grave, la agresión intensiva sobre e débil equilibrio del ecosistema serrano, acción a la que cada día, con el olvido sempiterno, empujamos a nuestros congéneres.
A manera de explicación veamos porque:
Los campesinos serranos siempre han sembrado y siembran sus productos agrícolas, los cuales vendieron y venden a precios que generalmente impusieron e imponen los intermediarios, que son quienes finalmente se apropian de las ganancias que le corresponden al productor; en consecuencia este último, cada día más empobrecido, necesita cosechar más para poder sobrevivir. Como la productividad no es un concepto que se ejercita en las zonas de nuestra sierra regional, otra consecuencia de la postergación oficial, el productor se ha visto y se ve obligado a sembrar o instalar mayor área de cultivo, es decir a rozar (talar) bosque, afectando muy gravemente cada campaña, y en forma progresiva, irreversible hasta ahora, el cada día más débil equilibrio de nuestro ecosistema regional. En resumen, estamos – cada día – cavando nuestra tumba y es necesario dejar de hacerlo, salvo mejor parecer, para lo cual es indispensable lo siguiente:
a) Establecer un Programa Regional de Sierra en el cual esté contemplada una política de trabajo coherente destinado a revertir la situación y para lo cual debe inicialmente proponerse:
• Un Plan Regional de Manejo y conservación de Recursos Naturales utilizando la legislación vigente al respecto y mejorándola si fuera necesario.
• Establecer un Canon de Recurso Hídrico superficial de tal forma que se establezca un fondo económico que permita contar con recursos destinados a financiar programas de reforestación y conservación de cuencas.
b) Establecer un Programa Educativo Regional que esté orientado fundamentalmente a formar al educando en lo referente a la gestión de una dinámica económica con énfasis en el cuidado del ecosistema que habita.
c) Dotar a las instituciones de estas zonas – ahora subregiones – de la autonomía económica, administrativa, así como el apoyo técnico, para que por fin los serranos tengamos la oportunidad de decidir nuestro destino.
Es hora de que en el afán descentralizador del proceso de regionalización, esta reivindicación, largo tiempo anhelada se concretice.
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