jueves, 26 de abril de 2012

El Himno en el concepto de Jorge Basadre



A propósito del Himno de La Internacional (tomado del artículo El horror de los errores de César Lévano en La Primera del 26/04/2012), por consierarlo de gran interés para cultivar el espíritu solidario.

Los sectores populares debieran recordar el pensamiento de José Carlos Mariátegui: “Los bienes materiales son directamente expropiables; la cultura, no”.
La cultura hay que conquistarla, individual y colectivamente.
El himno obrero fue cantado acá en el despertar del movimiento obrero, animó marchas y coros, luchas y esperanzas. Suena, sin ser mencionado, en El mundo es ancho y ajeno de Ciro Alegría. El joven Jorge Basadre le dedicó unas páginas en la revista Variedades del 16 de mayo de 1925. El hermoso escrito “Elogio a la Internacional” fue reproducido en Apertura, el libro que el gran historiador publicó en 1978.
He aquí tres párrafos:
“Nació del ideal y de la realidad; de un eterno ensueño abstracto que poetas y filósofos sintieron y de una desesperante humillación tiránica en las glebas miserables. 

“Acoge a la amargura y crea la esperanza. Trae el mensaje lejano de los hermanos que se sacrificaron o de los que luchan alentando y guiando; el mandato de los muertos en estos tiempos negros y el mandato de las generaciones mejores que vendrán. Transfigura miles de vidas oscuras con el anhelo de lo sublime y magnifica miles de horas que serían estériles en lo fugaz del egoísmo. Que su numen vigorice y extienda los sindicatos, anime las huelgas justas, aliente a la juventud… 
“¡Canción inmortal! Aunque sé que aún vivirás mucho tiempo perseguida, yo que comprendí tarde tu grandeza, te doy las gracias porque has aproximado a mi pobre vida una fé”.
Ver letra completa en : http://www.telefonica.net/web2/bentayga56/la__internacional.htm

lunes, 23 de abril de 2012

OYEME COMANDANTE II : OLLANTA NO VA, CONGA TAMPOCO


Con fecha 21/06/2011, en este mismo blog (www.muniredperu.blogspot.com), escribí una carta al recién electo Presidente del Perú Ollanta Humala Tasso (Óyeme Comandante) y en ella le advertía de los peligro del poder. Qué duda cabe que no le prestó la más mínima atención, por ello muy pronto inició, así se lo aconsejaron los “lamebotas” a quienes prestó atención contra mis recomendaciones, el desembarco del su equipo de gobierno y asesores de todos aquellos “compatriotas” que concibieron el Plan para la Gran Transformación, porque eran sumamente peligrosos para la estabilidad de su gobierno. Y así terminó designando a un premier.., que sin una pizca de vergüenza, reivindicó el gobierno del presidiario de la DIROES (Sooooy inocente).
Esta semana leyó, acartonado, un discurso que le escribió algún plumífero a sueldo y allí repitió la monserga harto sabida desde que aquel personaje que dijo que no había que trabajar siendo presidente porque “la plata llegaba sola”, eso de que sin minería nos morimos de hambre y que si Conga no va, no habrán recursos para la inclusión social. Qué pobre argumentación, cuando aquí en este mismo blog, hemos difundido un documento sobre qué habría que hacer para que sin llevar a cabo una sola inversión más el país pueda disponer de una mayor cantidad de recursos para hacer precisamente aquello que don Ollanta dice que sin Conga no se puede hacer. Cito textualmente lo allí sostenido por un investigador de primera línea, Pedro Francke: Por un lado, la inversión minera de varios proyectos grandes no hubiera ocurrido, por lo que habrían entrado US$ 2,440 millones de dólares menos a nuestra economía. Habrían habido 5,600 millones de dólares menos de exportaciones, pero también 2,500 millones menos de importaciones (insumos y maquinaria). Pero el efecto más importante es que, producto del impuesto a las sobreganancias, las utilidades que las trasnacionales se llevan habrían disminuido en 11,100 millones de dólares. Sumando todo, con estas medidas nuestra balanza de pagos habría estado MEJOR, no peor, en 5,600 millones de dólares. En otras palabras, el ingreso nacional hubiera sido 5,600 millones de dólares MAYOR, no menor, que lo que fue. (ver Diario La Primera del 17/04/12 o este blog penúltimo artículo).
Pero claro, ir contra la derecha oligárquica y recalcitrante, que representa aquí los interés del gran capital y específicamente de las transnacionales de Estados Unidos, que hay que diferenciar del pueblo norteamericano, es poner en riesgo la estabilidad y alinearse con Venezuela, Cuna, Bolivia, Ecuador, Nicaragua - el eje del mal para los explotadores que creen que los países pobres son la chacra en la cual pueden, con el poder de su dinero hacer lo que les de la gana - y nuestro Presidente, que no tiene la más mínima convicción ideológica (la escuela de las Américas le ganó de lejos y por goleada a Isaac), no va a tomar jamás esa decisión. Mal por él, mal por el Perú.

En esta carta, no voy a reconvenir al comandante como lo hice en la carta citada anteriormente, solamente voy a decirle que se equivocó de país y de tribuna.
Óyeme comandante, jamás debiste agitar ante los que pretendías  y fueron tus electores, una bandera en la que no creías, porque ello se llama embuste y los embusteros siempre terminan mal, pero lo peor es que originan dolor, muerte y desolación a su paso.
Óyeme comandante, has terminado con el sueño que hiciste abrigar a los peruanos más humildes, porque como los derechistas más recalcitrantes, repites ahora el discurso de que se puede consolar a un pueblo que ha sido mancillado en su dignidad con ofrecimientos de carreteras, pistas, agua potable, luz eléctrica y proyectos de desarrollo, así hablaba tu antecesor el de “la plata llega sola”. Crees, así lo muestra tu acartonado mensaje, que puedes reivindicar el engaño y atropello a una doncella digna ofreciéndole una casa y una mensualidad  “para sus gastos”, hombre. En que poca valía tienes el honor y pensar que alguna vez alzado en armas en Locumba reivindicabas el honor del ejército peruano envilecido por las lacras que nos gobernaban. Óyeme comandante dudo ya de que tanta belleza que el pueblo creyó de ti sea verdad, más ahora que ahora muy pulidito tú, porque así te lo aconsejan tus lacayos asesores a sueldo de la Yanacocha, has vuelto a repetir que CONGA SI VA. Cada vez te pareces más a aquellos a quienes pretendiste defenestrar. Triste de veras.
Óyeme comandante Conga no va a ir. Y no va a ir porque detrás de esa decisión está un pueblo que alguna vez intentaste representar y que se ha dado cuenta de que un mentiroso más lo sorprendió usando sus esperanzas y su cariño. Y no hablo solamente del pueblo dignísimo de Cajamarca, hablo del pueblo del Perú.
Óyeme comandante quien no va más, no con el pueblo pobre y digno por lo menos, eres tú. A partir de ahora escucharás este grito cada día y cada noche, en cada sueño y en cada pesadilla: OLLANTA NO VA, porque realmente el pueblo peruano te quedo muy grande, comandante, NO VAS.

miércoles, 18 de abril de 2012

¿Y si parara la inversión minera?: haciendo números

 Por considerar de gran interés como argumento para la defensa del medio ambiente, consigno el artículo siguiente en este blog. Lea y difunda por favor

Pedro Francke en Diario La Primera 17/04/2012

 Ni siquiera los anti-extractivistas más extremos proponen que se detenga totalmente la inversión minera. Pero deben establecerse regulaciones ambientales que reduzcan la contaminación al mínimo, implementar en serio la consulta previa a las poblaciones afectadas y asegurarse que los campesinos y agricultores no se vean afectados por la pérdida de agua, y con esas medidas habría algunos proyectos mineros que no saldrían adelante.

¿Cuánto perdería el Perú con una política de ese tipo? Junto con Vicente Sotelo quisimos responder con números a esa pregunta. Calculamos qué hubiera pasado si las elecciones del 2006 las ganaba Ollanta Humala y, consecuente con su prédica anti-neoliberal de entonces, tomaba la medida extrema de no permitir ningún proyecto minero nuevo y establecía un 50% de impuesto a las sobreganancias mineras.
El primer cálculo que hicimos es qué pasaba con los ingresos fiscales. Entre el 2007 y el 2010, con un impuesto a las sobreganancias de esta magnitud, se hubiera recaudado 41,977 millones de soles, lo que equivale a 23 veces el presupuesto del Seguro Integral de salud o 18 veces el presupuesto del Programa Juntos.
El segundo cálculo es qué hubiera pasado con las cuentas externas. Por un lado, la inversión minera de varios proyectos grandes no hubiera ocurrido, por lo que habrían entrado US$ 2,440 millones de dólares menos a nuestra economía. Habrían habido 5,600 millones de dólares menos de exportaciones, pero también 2,500 millones menos de importaciones (insumos y maquinaria). Pero el efecto más importante es que, producto del impuesto a las sobreganancias, las utilidades que las trasnacionales se llevan habrían disminuido en 11,100 millones de dólares. Sumando todo, con estas medidas nuestra balanza de pagos habría estado MEJOR, no peor, en 5,600 millones de dólares. En otras palabras, el ingreso nacional hubiera sido 5,600 millones de dólares MAYOR, no menor, que lo que fue.
Con esta política, lo recaudado con un buen impuesto a las sobreganancias mineras se podría inyectar a nuestra economía, mediante inversiones públicas, salud y Educación, promoviendo nuevas actividades productivas y el aprovechamiento económico de nuestra biodiversidad. Lo que se ganaría de esa manera compensaría largamente el menor crecimiento de la minería en algunas zonas del país.
Es importante recordar que estas estimaciones se han hecho bajo el escenario extremo de una paralización de todas las inversiones mineras. Pero si, como es razonable, se permiten los proyectos extractivos compatibles con un desarrollo nacional sostenible, los resultados económicos serían mejores.

Es mentira que no se pueda pensar en un modelo de desarrollo distinto al actual, centrado en la minería y permisivo de empresas contaminadoras y antidemocráticas como Yanacocha. Otro desarrollo, con justicia social, democracia y sostenibilidad ambiental, es posible.

domingo, 1 de abril de 2012

El Banco de los Pobres

Por considerlo una herramienta estratégica para el desarrollo económico local en zonas marginales urbanas y rurales, creo oportuna su consignación en este blog para compartirlo con quienes estèn interesados en el tema.

Publicado en el Diario La Primera 01/04/2012


La pobreza sigue siendo mi amiga. La conocí de niño y gracias a su difícil magisterio, aprendí tres cosas que han sido la brújula de mi vida, hasta ahorita que vacilo los vaivenes de mi segunda juventud, viajando en micro y durmiendo en casa prestada, para que se enteren quienes no lo sabían hasta hoy.

Orgullosamente, gracias a la pobreza, he sido tenazmente honesto, trabajador y valiente. Para lo que se ofrezca, mi estimado.
Sin embargo, siempre me ha sublevado la condición doliente de esas familias que sin fortuna ni empleo, sobreviven de mala manera, ayer en los callejones -que conozco en vivo y en caliente-, luego en las barriadas o pueblos jóvenes y más recientemente en los dramáticos asentamientos humanos y peor aun, en los más alejados rincones de la patria.

Siempre he sido ingenioso-ya que no tuve vocación de ingeniero- y, por lo tanto, he procurado que otras personas, logren sobrellevar su pobreza, con la misma o parecida suerte a la que siempre me ha alumbrado por los caminos del mundo.

Una vez, incluso, quise intentarlo, por el callejón de la política, pero de eso, -como cantaba el tango- es mejor no recordar, o inscribir el tema en el archivo de los imposibles. Y sin embargo, sí se puede, oiga usted.

En mi viejo Mapiri,-concretamente en el 320, donde nacieron buenos periodistas, luchadores sindicales, jaranistas de bandera y por si fuera poco, el vals “Anita” de Don Pablo casas Padilla- domicilió durante largos años, la temible e incomprendida “Dama Blanca” diagnosticada en el “Dos de Mayo”, como tuberculosis, o “Mal de Koch” que dicen los poetas, como quien vacila a “Margarita Gautier”.

Cada cierto tiempo, a la puerta del citado zigzagueante solar, amanecía un vergonzante colchón que los basureros se negaban a recoger, repudiándolo de lejos. Era el triste sudario que enjugó la última hemoptisis, capítulo final de una novela escrita por la miseria y la falta de olla.

Por eso, el 320, que hoy gracias a Dios ya es otra cosa, se sigue llamando en mi recuerdo:”El Callejón de los Tísicos”, que podría titular un doloroso best seller todavía no escrito, mi estimado. Es decir, la suma de mil historias de hambre, dolor y sangre, cantada en trovas amanecidas que se llevó el olvido, guárdame esa flor.

Pero, volviendo al cuento actual, que aunque ustedes no lo crean, mucho tiene que ver con esta historia, resulta que allá por 1976, un banquero bengalí (quiere decir, nacido en Bangla Desh, país que podría ser campeón mundial de pobreza, superpoblación y males consiguientes, SIDA y tuberculosis incluidos), llamado Muhammad Yunus, regresando de la Universidad de Vanderbilt, donde se había doctorado en Economía, gracias a una beca de la Fundación Fullbright, indignado por la atroz miseria que padecía su pueblo, decidió hacer algo al respecto y vaya que lo hizo.

Sacando 1,600 dólares de su bolsillo media caña, convocó a unas campesinas cuya habilidad ancestral consiste en hilar los mantos de seda más hermosos del mundo y sólo bajo condiciones de solidaria responsabilidad y con la promesa –vigilada- de mantener lejos a sus maridos borrachos y pegalones, les prestó el dinero y las organizó como “Cooperativa de Tejedoras”.

A las tres semanas, los fantásticos “chales” bengalíes se comercializaban en el aeropuerto y otros lugares de tránsito turístico y las ganancias empezaban a ser gerenciadas de modo racional, para que el emprendimiento continuara creciendo.

Yunus y unos colaboradores más bien “enérgicos”, se encargaron de que las utilidades de las tejedoras, revirtieran en el hogar y los hijos, más allá de la influencia de maridos “chupagratis” y pateadores abusivos.

Estimulado por este primer éxito, Yunus, agrupó a ciertos mendigos (rescatables, porque con los empedernidos, no hay nada que hacer) y los convirtió en “operadores telefónicos”. Si. Igualitos a los que el ingenio criollo ha puesto en giro por las calles de Lima.

Pero lo hizo, mediante un convenio previo con las empresas del rubro, a fin de que otorgaran “el minuto” a un precio rebajado, para que así sus ex pordioseros, pudieran a su vez, brindarlo al público “a precio de oferta” y de ese modo, ganaran los capitalistas y también sus noveles “operadores” que fueron aseados y uniformados ejemplarmente.

El primer grupo tuvo dieciséis integrantes y la regla básica, fue que “todos eran responsables de todo” y si alguien incumplía con la entrega del dinero o el pago del préstamo (que se concertó inicialmente con el propio Yunus), su cuenta sería prorrateada entre los buenos pagadores, al tiempo de excluir de la lista al sinvergüenza. Jamás incumplió ni uno solo.

Por este rumbo, Yunus, siguió organizando cooperativas, a las cuales, las ya rentables, otorgaban microcréditos sin interés, ni más garantía que la palabra de sus responsables, aparte de haber demostrado que sabían el oficio que iban a ejercer, o el servicio que pretendían prestar. (Guías turísticos, escoltas de seguridad, o simplemente taxistas, entre otras cosas).

En 1976, Muhammad Yunus, inauguró el “Gramen (Rural) Bank”, en condición de Banco de Interés Social, bajo reglas absolutamente novedosas y ajenas a cualquier modalidad usurera, lo cual, encendió las iras de la banca tradicional, que lo ha perseguido desde entonces, hasta lograr hace poquito que lo boten del banco que fundó, para que comprenda lo que sucede históricamente con los redentores en este valle de lágrimas.

Pero pase lo que pase con tan importante pionero de la Banca de Interés Social, este tipo de instituciones son florecientes realidades en lugares tan disímiles, como Italia, Argentina y Brasil, además de otros dieciocho países de los cinco continentes.

A mí me habló de Yunus, por primera vez in my life, mi hermano, el economista Alfredo Saldaña Núñez, quien incluso, ha escrito un libro titulado “La Banca de los Pobres”, en el cual, explica la posibilidad de los emprendimientos financiados a través del microcrédito, en esquemas de organización familiar, vecinal, popular, institucional y hasta parroquial, como una manera de generar empleo digno y rentable, rescatando a muchas familias –y quizás al Perú entero- de la pobreza que aliada a la ignorancia, conforman el caldo de cultivo del vicio, la enfermedad y la violencia, que por ahora, nos está ganando la guerra.

Yo, no tengo el gusto de conocer personalmente al Presidente Humala, pero me parece un hombre bien intencionado. Alguien que merece hacer un buen gobierno. Un Presidente del cual se pueda decir en el futuro: acabó con la pobreza y la violencia, entre otras desgracias consecuentes.

Por eso, desde mi modesta condición de ciudadano y periodista, me permito recomendarle respetuosamente, que convoque al economista Alfredo Saldaña Núñez y lo ponga a trabajar en un proyecto de rápida realización, referido a “La Banca de los Pobres”. Él sabe cómo se hace. Y tiene ganas de hacerlo, que es lo más importante.

Si Yunus pudo hacerlo en Bangla Desh, no sé porqué no podríamos hacerlo nosotros en nuestra patria.

Tengo por seguro que el Perú entero se lo agradecerá. Y nosotros, él y yo, habremos cumplido con nuestro deber, nomás. Lo cual ya es bastante y mucho.

Este es un gol cantado. Y yo lo aseguro, a la franca. Por algo… es cierto y verdadero, que más sabe el callejonero Diablo, carretita.