miércoles, 29 de febrero de 2012

I INTERCAMBIO EMPRESARIAL INTERNACIONAL: PRIMER DESENCUENTRO REGIONAL


Que mala idea. Contraproducente diría yo. Organizar un evento - a todas luces - necesario, pero invitar como ponente a un empresario que -a todas luces - está hoy sumamente cuestionado a nivel nacional por aquellos quienes defendemos los nichos de vida primarios que son los bosques de neblina, los páramos andinos, en suma las cabeceras de cuenca, contra la depredación a mansalva que pretende la ambición de los empresarios mineros; al autor de CONGA VA, que ha puesto de pie a medio país que cuestiona la demencial actitud de quienes, como el invitado estrella de este encuentro, siempre anteponen sus intereses personales empresariales, sus intereses de grupo a un interés que ya no solamente es de Cajamarca, que es nacional y que más aún es mundial: poner a buen recaudo las reservas de agua para la vida.
Contraproducente, porque el Presidente Regional en múltiples ocasiones – en campaña proselitista, y ya en ejercicio de la primera magistratura regional – ha comprometido su visión sostenible de desarrollo regional con un contenido insoslayable de la defensa de los páramos andinos y lo ha traducido en acciones concretas, a través de la Gerencia Regional de Recursos Naturales y Gestión del Ambiente con una propuesta de ACR que se viene trabajando con los gobiernos locales de Ayabaca, Huancabamba, Pacaipampa, Carmen de la Frontera, Sondor, Sondorillo, Canchaque, entre otros.
Contraproducente, porque nuestra visión regional de desarrollo prioriza “una plataforma productiva basada en la agroindustria y pesquería de exportación, el turismo y el aprovechamiento social y ambientalmente responsable de la diversidad de sus recursos naturales” como las actividades motrices del desarrollo regional sostenible y la presencia de este personaje, invitado por el Gobierno Regional, significa un desencuentro entre las prioridades gubernativas y la promoción del desarrollo desde el empresariado privado. Me figuro qué harán los representantes de las Asociaciones de Productores Agropecuarios, oyendo disertar sobre la macroeconomía del Perú y la situación de Piura a alguien que tiene como objetivo principal llevarse de encuentro las “cochas” y los humedales de todo aquel paraje donde haya constatado hay oro y le haya sido otorgado, aunque sea malamente, en concesión.
Existen tantos empresarios en el menú nacional con una connotada formación académica para disertar sobre el tema que hoy tratará el Sr. Benavides en el I Encuentro Empresarial Internacional, que sabe a torpeza por parte de los responsables de la organización, hayan tenido que elegir a este personaje de dudoso cuño democrático (no olvidar el acopio financiado por su ONG Reflexión Democrática entre el variopinto universo de postulantes al congreso en las últimas elecciones), para garantizar de mejor manera sus nefastos objetivos.
Desde mi personal punto de vista solamente existiría una razón para esta torpeza extrema (torpísima diría, si el término existiera) y es que este evento haya sido organizado a pedido y financiamiento expreso de don Roque, que aunque no aparece en la lista de auspiciadores, puede estar poniendo plata para mejorar su posicionamiento en nuestra Piura pues es dueño de varios miles de hectáreas de concesiones mineras metálicas. Viene pues por lo suyo y con la venia de nuestro Gobierno Regional. Qué pena. No. Qué joda.

jueves, 16 de febrero de 2012

Palabras de Piel Roja

Sus palabras no se comprendieron en su tiempo y ahora nos persiguen. Se han hecho realidad, y antes de que sea demasiado tarde debemos escuchar:




EL DISCURSO DEL JEFE INDIO SEATTLE DIRIGIDO AL HOMBRE BLANCO

ESTADOS UNIDOS, 1855



El gran jefe de Washington envió palabra de que desea comprar nuestra tierra. Consideramos su oferta, sabemos que de no hacerlo así el hombre blanco puede venir con pistolas a quitárnosla.

¿Como se puede comprar o vender el cielo? ¿Acaso se puede poseer la lluvia y el viento? La idea nos resulta extraña. Ya que nosotros no poseemos la frescura del aire o el destello del agua. ¿Cómo pueden comprarnos esto? Lo decidiremos a tiempo.

Cada parcela de esta tierra es sagrada para mi gente. Cada aguja brillante de pino, cada ribera arenosa, cada niebla en las maderas oscuras, cada claridad y zumbido del insecto es sagrado a la memoria y al pasado de mi pueblo.

Los ríos son nuestros hermanos y sacian nuestra sed. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñarles a sus hijos que los ríos también son sus hermanos y deben tratarlos con la misma dulzura con que se trata a un hermano.

Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida.

Una porción de nuestra tierra es lo mismo para él, que es un extraño, que viene en la noche y nos arrebata la tierra dónde piensa que la necesite. La tierra no es su hermana, sino su enemiga y cuando la ha conquistado sigue su camino dejando atrás la sepultura de sus padres sin importarle.

Trata a su madre, la tierra, y a su hermano, el firmamento, como objetos que se compran, se explotan y se venden como ovejas o cuerdas de colores. Su apetito devorará la tierra, dejando atrás solo un desierto.

La sola vista de sus ciudades apena los ojos del piel roja, pero quizá esto es porque el piel roja es un salvaje y no entiende.

Las ciudades están llenas de pánico a los ojos de piel roja. No existe un lugar pacífico en las ciudades del hombre blanco. El ruido solo parece insultar nuestros oídos. El aire tiene un valor inestimable para el piel roja, ya que todos los seres comparten un mismo aliento. El hombre blanco no parece consciente del aire que respira, como un moribundo que agoniza durante muchos días es insensible al hedor.

Yo soy un salvaje y no entiendo como el humo del caballo de hierro puede ser más importante que el búfalo, al que nosotros matábamos solamente para poder sobrevivir.

Cualquier cosa que le pasa a los animales, le pasará también al hombre. Todos los seres están relacionados.

Cualquier cosa que acontezca a la tierra, acontecerá también a sus hijos.

Si decidimos aceptar la oferta de comprar nuestras tierras, el hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos. ¿Qué sería del hombre sin los animales? Si todos fueran exterminados, el hombre también moriría de una gran soledad espiritual, porque lo que suceda a los animales, también le sucederá al hombre. Deben enseñarles a sus hijos que el suelo que pisan son las cenizas de nuestros abuelos. Inculquen a sus hijos que la tierra está enriquecida con las vidas de nuestros semejantes a fin de que sepan respetarla. Enseñen a sus hijos lo que nosotros hemos enseñado a los nuestros; que la tierra es nuestra madre.
Nosotros entenderíamos, si supiéramos lo que el hombre blanco sueña. ¿Qué espera describir a sus hijos en las largas noches de invierno? ¿Qué visiones arden dentro de sus pensamientos? ¿Qué desean para el mañana?
Pero nosotros somos salvajes. Los sueños del hombre blanco están ocultos para nosotros y por ello caminaremos por nuestros propios caminos. Si llegamos a un acuerdo será para asegurar su conservación como lo han prometido. Allí quizá podamos vivir nuestros pocos días como deseamos. Cuando el último piel roja se desvanezca de la tierra y su memoria sea solamente una sombra de una nube atravesando la pradera, estas riberas y praderas estarán aún retenidas por los espíritus de mi gente, por el amor a esta tierra como los recién nacidos aman el sonido del corazón de sus padres.

También los blancos se extinguirán, quizás antes que las demás tribus. Contaminan sus lechos y una noche perecerán ahogados en sus propios residuos. Pero ustedes caminarán hacia su destrucción rodeados de gloria, inspirados por la fuerza del Dios que los trajo a esta Tierra y que, por algún designio especial, les dió dominio sobre ella y sobre el piel roja. Ese destino es un misterio para nosotros, pues no entendemos por qué se exterminan los búfalos, se doman los caballos salvajes, se saturan los rincones secretos de los bosques con el aliento de tantos hombres y se atiborra el paisaje de las exuberantes colinas con cables parlantes. Termina la vida y empieza la supervivencia.

Esto sabemos: la tierra no pertenece al hombre, el hombre pertenece a la tierra. Todo va enlazado, como la sangre que une a una familia. Todo lo que le ocurra a la tierra le ocurrirá a los hijos de la tierra. El hombre no teje la red de la vida, no es más que un hilo de ella. Todo lo que hacemos a esta red, nos lo hacemos a nosotros mismos.

Ni siquiera el hombre blanco, cuyo Dios pasea y habla con él de amigo a amigo, queda exento del destino común. Después de todo quizá seamos hermanos.

Sabemos una cosa que el hombre blanco puede alguna vez descubrir: Nuestra Divinidad, nuestro Dios es su mismo Dios. Ustedes piensan que lo poseen, como desean poseer nuestra tierra. Pero no es así. La Divinidad es el Dios del hombre, y su compasión se comparte por igual entre el piel roja y el hombre blanco. La Tierra es algo muy preciado, y el deterioramiento de la Tierra provocaría la ira de la Fuerza Creadora.

Si vendemos nuestra tierra, ámenla como nosotros la hemos amado. Preocúpense de ella, como nosotros nos hemos preocupado. Guarden en la memoria el recuerdo de la tierra tal como era cuando la recibieron. Conserven la tierra, el aire y los ríos para los hijos de sus hijos, ámenla como nosotros la hemos amado y como la Divinidad nos ama a todos nosotros.

EL MAESTRO EL ESLABON DEL EXITO - Finlandia y el Hijo de Celine

Por considerarlo de interés consigno el siguientes artículo que recibí en mi e - mail, ayer. Gracias Céllacso.

Por : Gustavo Faverón Patriau (Perú).


Siento que he escrito este post antes, decenas de veces; pero es el tipo de asunto sobre el cual vale la pena volver a escribir cada vez que se presenta la oportunidad. Un grupo de adolescentes de clase media va a un cine limeño; los chicos hacen alboroto, hablan a gritos, causan desmanes (manipulan un extinguidor, por ejemplo); una pareja de adultos de origen humilde les pide que guarden compostura: uno de los chicos se dirige a la señora con un insulto racista. La señora reacciona extralimitándose, le da una cachetada; el chico devuelve el golpe; el esposo de la mujer interviene, recibe más insultos racistas; reacciona aun más violentamente, golpea al muchacho, lo saca a rastras de la sala. La seguridad del cine hace poco, el público interviene poniéndose del lado de los muchachos (quien interviene más activamente es un amigo de los padres del chico).

La madre del muchacho resulta ser una estrella de la tele así que la cosa trasciende y termina en un reportaje con entrevistas a los adultos involucrados, en un programa nocturno. La madre es Celine Aguirre Morales. Sus declaraciones indignadas, vía skype desde Miami, se dirigen todas a acusar la violencia de la reacción pero, notoriamente, ignoran todo lo hecho por su hijo y sus amigos. Es más, le ponen paños tibios a cualquier cosa que venga de ellos: “son chicos, qué chico no se porta mal, tú y yo nos hemos portado mal de chicos también”. O: “nadie educa a mis hijos, de la educación de mis hijos me ocupo yo”. Las preguntas que le formula el conductor del programa (su colega, Carlín) no incluyen ninguna alusión a algo que debería ser central: los epítetos racistas. A pesar de eso, es justo decir que el programa recoge las declaraciones de los adultos que se sintieron naturalmente ofendidos por esos insultos. (Y hay que reconocer que no podemos estar seguros de la veracidad de ninguna de las versiones).

Obviamente, cualquiera que actúa violentamente contra un menor de edad (es más, cualquiera que emplea una violencia desmedida en una situación en que nada parece hacerla necesaria) merece una pena. Celine Aguirre, seguramente influida por el lugar donde está cuando se produce la entrevista, hace notar: “si eso pasara en Estados Unidos estos sujetos irían a parar a la cárcel”. Sin duda así sería. Pero también en Estados Unidos los chicos estarían en un grave problema: agredir verbalmente a una persona con insultos racistas también es un delito, uno que no desaparece porque el agresor sea menor de edad. Es cierto: la educación de los chicos está en manos de los padres y ni siquiera los padres tienen derecho a usar forma alguna de violencia para ejercerla. Pero la educación de los padres podría comenzar, claramente, en una sociedad como la peruana, por hacer ver a los hijos que menospreciar a alguien en función de su raza, o su origen social, o su pertenencia étnica, es fundamentalmente inmoral y que en muchos casos particulares configura un delito.

Esa educación no puede consistir simplemente en la (justa) acusación contra el que reacciona excesivamente sin incluir una lección acerca de la tremenda injusticia que implica un ataque racista. En el Perú, es común la práctica de convertir al cholo, al indio, al mestizo, al pobre, en un ser inferior, cosa que se transparenta en el lenguaje: niños, adolescentes, jóvenes y adultos de las clases medias y altas que esperan un trato deferente de parte de la gente del pueblo; que se reservan el “usted” para cualquier adulto que identifican como de su propio nivel social o de un nivel superior pero que les hablan de “tú” a adultos e incluso a ancianos que juzgan de un nivel social inferior; señoras y señores que acostumbran a sus hijos a que la empleada doméstica es “la chica” o “la muchacha” aunque tenga cuarenta, cincuenta, sesenta, setenta años. En la práctica, el peruano pobre, más aun si es un mestizo, un provinciano, un cholo, un indígena, un migrante del interior del país, sobre todo si su condición económica es precaria, y más aun si se trata de una mujer, es infantilizado, tratado como un niño o como una niña, como alguien que no ha crecido, que no es un adulto pleno, como sí lo son los amigos de papá, los profesores, los doctores, las señoras que visitan a la abuela.

El único antídoto es la educación, pero la verdadera educación: el ejemplo de limpieza y de justicia horizontal en el trato cotidiano de los padres a todo el resto de los miembros de la sociedad, por ejemplo. La abolición de los mandiles blancos, los cuartos de la servidumbre, los baños para empleadas. Pero también la otra educación, la colegial, la escolar: la lectura. Porque nada de lo que estoy diciendo es algo que no se haya dicho ya desde hace décadas, desde hace un siglo. Nada de lo que estoy diciendo pasaría desapercibido para un chico inteligente que tuviera la oportunidad de leer en el colegio a Alegría, a Arguedas, a Mariátegui. Nada de lo que digo sería novedad para alguien que leyera, con la guía inteligente de un buen maestro, La casa verde, Conversación en La Catedral, La ciudad y los perros, Un mundo para Julius, Duque, Redoble por Rancas, Rosa Cuchillo, En octubre no hay milagros, Todas las sangres, El mundo es ancho y ajeno, El problema del indio, El sueño del pongo.

Por supuesto, como he dicho muchas veces, esa educación es hoy imposible en el Perú porque los programas de lectura escolar han sido puestos en manos de negociantes a los que les importa un bledo qué cosa leen los chicos, con tal de que cualquier cosa que lean se la compren a ellos. Y porque en el Perú la educación escolar está mayoritariamente en manos de profesores mal formados, sin instrumentos de trabajo, que viven poco menos que a salto de mata con salarios ínfimos y trabajan en la precariedad absoluta. Les quiero proponer un ejemplo que tal vez algunos de ustedes desconozcan pero que, a mi juicio, deja muy en claro cuán importante es cambiar la situación de los maestros de escuela.

Hay dos países en el mundo que según todas las estadísticas contemporáneas les han sacado una larga distancia al resto de las naciones del planeta en cuanto a los resultados que se obtienen en sus escuelas. Uno es Corea del Sur y el otro es Finlandia. Lo curioso es que sus sistemas educativos son enormemente opuestos: Corea del Sur es el país que exige a los escolares la más dura carga horaria y el mayor número de trabajos y horas extra: doce horas de escuela suele ser la media para cualquier estudiante de colegio, y normalmente todo el tiempo que les queda es el que necesitan para completar tareas adicionales. El sistema en Corea del Sur, entonces, puede ser visto como una exacerbación de los métodos tradicionales: clases en gran cantidad, muchas tareas, mucho repaso, mucha memoria, etc. Pero lo sorprendente es el caso finlandés.

Finlandia, el otro gran éxito educativo mundial, es el país que menos horas de clase exige y uno de los pocos en que el currículum de los cursos es mayoritariamente elegido por cada maestro, ajustándose a un mínimo de exigencias: unos pocos textos que son obligatorios y muchos textos que cada profesor de escuela elige; poco tiempo en el aula pero tiempo de gran calidad; pocas lecciones dictadas por el maestro pero mucha discusión, incluso en los años iniciales de la secundaria. ¿Cuál es el secreto para que tanta liberalidad dé resultados excepcionales? Lo que sucede es que en Finlandia el gobierno ha colocado estándares muy altos para los salarios de los maestros, lo que ha convertido automáticamente la profesión de maestro de escuela en la más buscada: las facultades de educación son las que más postulantes reciben y, en proporción, las que menos postulantes aceptan, de manera que la profesión se ha vuelto, relativamente en poco tiempo, increíblemente prestigiosa. La más prestigiosa del país.

Alguien que consigue un título de maestro encuentra trabajo y se trata de un trabajo excelentemente remunerado. Miles de personas que, en función de sus altas notas escolares, buscarían en otros países estudiar derecho o medicina o computación, en Finlandia buscan ser profesores de colegio. Esas mismas personas se vuelven modelos para sus alumnos, que quieren seguir sus pasos. El resultado es una sociedad reflexiva, pensante, cada vez más concentrada en su educación, donde casi todas las formas de prejuicio que lastran a otras sociedades han desaparecido. Adicionalmente, como prácticamente todos los maestros de escuela en Finlandia son excelentes profesionales, nadie tiene la necesidad de buscar colegios particulares caros, ni nadie siente que al no colocar a su hijo en un colegio particular le está quitando la posibilidad de una buena educación. Consecuencia: los colegios particulares han acabado por desaparecer y la educación se ha vuelto gratuita (quizá en el Perú se podría usar, más bien, un sistema de escalas de pagos, como los que tienen muchas universidades).



En el Perú, se ha tratado de exigir un mejor nivel de conocimiento a los profesores, lo que obviamente está bien, pero no se les ofrece ninguna recompensa significativa a cambio, más allá de la de poder mantener sus puestos de trabajo, con salarios que siguen siendo paupérrimos, y lo que se obtiene de todo eso es que los maestros, los mismos que tienen en sus manos la educación de nuestros niños, son vistos (en una sociedad donde la única medida del éxito es el éxito económico), como figuras deplorables, fracasos, contraejemplos, ejemplos de lo que un chico no quiere ser cuando sea grande. El caso finlandés es todo lo contrario: aprovechando de manera justa la realidad del sistema capitalista, del que difícilmente nos podemos librar, se ha hecho ver a los chicos que el puro conocimiento y la capacidad de transmitirlo son un camino válido para el reconocimiento social, que el saber en sí mismo es un valor y que el amor por el conocimiento lo es también, que ese valor es traducible en estatus y en prestigio, que un maestro es el eslabón crucial en la cadena de crecimiento cultural, social, político de un país

martes, 7 de febrero de 2012

SIERRA REGIONAL: TRATAMIENTO DIFERENCIADO INCLUSIVO


 Por alguna extraña razón este artículo que debió ser publicado en Diciembre de 2010, no se editó; en todo caso debido a la vigencia de sus demanda lo consigno en esta fecha considerando que para la sierra de la Región Piura la historia parece escribirse con una lentitud exasperante.



El siglo pasado (11/04/90) en la página editorial de este mismo diario (El Tiempo, Región Piura), publiqué un artículo que intitulé  “Reivindicación Urgente Necesita la Sierra” ( www.patinhoediciones.galeon.com/enlaces2084135.html ), a pocos días ya de que los nuevos gobernantes regionales inicien sus actividades gubernativas he considerado necesario volver a insistir con las propuestas que en aquella antiquísima ocasión planteara como un ciudadano que podía preciarse de conocer de cerca la aguda problemática de la sierra regional. Con el paso del tiempo algunos problemas se han resuelto a medias o nada y hay inclusive soluciones que han “resuelto” en forma tan engañosa los problemas  que estos siguen intactos allí y lo que es peor, consumiendo presupuesto regional y/o nacional.
Permítaseme entonces reeditar algunos de los enunciados que en aquella ocasión logré hacer de público conocimiento a través de este prestigioso diario. Allí sostenía que “La sierra, en el ámbito regional ha sido largamente postergada en el logro de los beneficios del desarrollo y la modernización, y en términos referidos a los espacios serranos regionales la situación hasta ahora no ha cambiado en lo esencial. La sierra de nuestra Región Grau representada por las provincias de Ayabaca, Huancabamba y Morropón, desde tiempos inmemoriales y más recientes, que aún recuerdan nuestros padres y abuelos, proveyó a la costa de una serie de productos alimenticios de origen agrícola y pecuario, asegurando así el sustento de la población. Fue la sierra entonces la despensa obligada de los áridos desiertos costeños en épocas cuando aún no existían las grandes irrigaciones que hoy permiten la realización de una actividad agropecuaria intensa.
Sin embargo nos preguntamos: ¿que ha recibido la sierra como contraparte a los ingentes beneficios que produjo y produce?, y decimos produce porque las cuencas hidrográficas que suministran el líquido elemento que hace posible la producción a gran escala de una serie de productos agrícola y pecuarios, tanto de consumo interno como de exportación, están ubicadas en los ámbitos geográficos serranos, la respuesta a la pregunta planteada es necesariamente desalentadora; sino echemos un vistazo
La situación es muy grave, pues existe actualmente una gran crisis económica, cuyas consecuencias sociales saltan a la vista, reflejándose en un alto grado de analfabetismo, desnutrición, migración, etc., ; en suma, pérdida de los niveles mínimos de vida de la mayoría de la población que vive en la sierra y además, como consecuencia adicional e igualmente grave, la agresión intensiva sobre e débil equilibrio del ecosistema serrano, acción a la que cada día, con el olvido sempiterno, empujamos a nuestros congéneres.
 
A manera de explicación veamos porque:

Los campesinos serranos siempre han sembrado y siembran sus productos agrícolas, los cuales vendieron y venden a precios que generalmente impusieron e imponen los intermediarios, que son quienes finalmente se apropian de las ganancias que le corresponden al productor; en consecuencia este último, cada día más empobrecido, necesita cosechar más para poder sobrevivir. Como la productividad no es un concepto que se ejercita en las zonas de nuestra sierra regional, otra consecuencia de la postergación oficial, el productor se ha visto y se ve obligado a sembrar o instalar mayor área de cultivo, es decir a rozar (talar) bosque, afectando muy gravemente cada campaña, y en forma progresiva, irreversible hasta ahora, el cada día más débil equilibrio de nuestro ecosistema regional. En resumen, estamos – cada día – cavando nuestra tumba y es necesario dejar de hacerlo, salvo mejor parecer, para lo cual es indispensable lo siguiente:

a) Establecer un Programa Regional de Sierra en el cual esté contemplada una política de trabajo coherente destinado a revertir la situación y para lo cual debe inicialmente proponerse:
• Un Plan Regional de Manejo y conservación de Recursos Naturales utilizando la legislación vigente al respecto y mejorándola si fuera necesario.
• Establecer un Canon de Recurso Hídrico superficial de tal forma que se establezca un fondo económico que permita contar con recursos destinados a financiar programas de reforestación y conservación de cuencas.

b) Establecer un Programa Educativo Regional que esté orientado fundamentalmente a formar al educando en lo referente a la gestión de una dinámica económica con énfasis en el cuidado del ecosistema que habita.

c) Dotar a las instituciones de estas zonas – ahora subregiones – de la autonomía económica, administrativa, así como el apoyo técnico, para que por fin los serranos tengamos la oportunidad de decidir nuestro destino.

Es hora de que en el afán descentralizador del proceso de regionalización, esta reivindicación, largo tiempo anhelada se concretice.